La madre es un ser especial, escogido por Dios, para continuar la creación y dar la vida.
Es escogida por un ángel para encarnarse y llevar a l mundo una sonrisa.
La maternidad es tan grande y tan maravillosa, que es difícil explicarla. Cada mamá lo irá comprendiendo, cada día de su vida. No agotará nunca el misterio. Ni entre todas podrán abarcar tanto amor.
La felicidad se lleva dentro. Nadie puede dar ni quitar la felicidad. Un hijo es todo para una madre. La madre es madre por el hijo. El hijo, su vida, sus ojos, su sonrisa, su inocencia, su amor llenan el corazón de una madre. Ver feliz a un hijo es encontrar el paraíso en los límites del mundo, en la ternura de un regazo, en el silencio mientras duerme.
Nada puede quitarte tu felicidad a menos que le des permiso.
Ser feliz para que tu hijo sea feliz, sonreírle para que sonría, es el reto de cada despertar, de cada minuto de la existencia de una madre.
Muchas cosas en el mundo que tienen el potencial de cambiar la expresión de una cara, pero tu sonrisa tiene el potencial de cambiar el mundo.
Sólo disminuye la felicidad cuando no se da, o no se da a amor, que es lo mismo. Cuanto más feliz hagas a tu hijo, más feliz serás, y el mundo será un poco más habitable y un poco más humano y más divino, porque tu hijo es un alma a la que tú has encarnado.
A ti, madre. Y en ti a todas…gracias por serlo. Bendito el fruto de tu vientre. Benditos tus pechos que crían, están criando, o criaron a un ser tan hermoso como tu hijo. Tu y él/ella, sois especiales, únicos y ternos